domingo, 22 de abril de 2007 17:45:33

 

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ACTUALIDAD (22-04-2007)
¿Crees que soy sexy?
Catherine Deneuve, Demi Moore, Charlotte Rampling, Sharon Stone... Todas pasaron los 40, siguen siendo atractivas y son un ejemplo de mujeres deseadas por hombres más jóvenes. En esta nota, una periodista treintañera habla de los amores femeninos en la madurez.
 
Es una palabra casi agresiva, puma, que sugiere el salvajismo felino y su tendencia a devorar hombres. Pero así llaman en Estados Unidos a las mujeres maduras que salen con hombres no tanto. Madonna, Demi Moore y Susan Sarandon en las alturas hollywoodenses o Joan Collins, Sadie Frost y Francesca Amis en Inglaterra: allí están todas, espléndidas, más allá de sus edades, y deseadas por los hombres.
 
Mi amiga Annie tiene cuarenta y nueve. Está absolutamente divina sin ninguna asistencia, fuera de su buen peluquero. Se ve maravillosa para su edad; no tiene cirugía ni pretende parecer su propia hija. A los tipos amables y confiados eso les gusta. Y es más probable que un hombre así comparta mis ideales del estilo y la belleza maduros -como los de Charlotte Rampling, Catherine Deneuve, Isabella Rossellini o Sophia Loren-, es decir, los modelos de mujeres que habitan sus cuerpos con comodidad. En ellas, lo físico y lo intelectual se combina para lograr un efecto genuinamente sexy. Tal vez sea por eso que las europeas, y no las estadounidenses eternamente adolescentes -con ocasionales excepciones, como Lauren Hut­ton, Katharine Hepburn e incluso Sharon Stone-, envejecen tanto más dignamente. Las mujeres no pierden su sex-appeal; una cultura fijada en la juventud es la que les dice que lo han perdido.
 
He conocido hombres que hablaban mal de las mujeres mayores, pero ninguno de ellos tenía nada de sex-appeal. Estaban presos de la necesidad de ser aceptados. A pesar de sus cortes de pelo a la moda, eran caricaturas de una época más encorsetada en que el orden de las cosas era diferente.
 
Pero volviendo al siglo XXI, cada vez más hombres y mujeres disfrutan del color que aporta una brecha generacional. Julia Macmillan, fundadora del reciente sitio web de citas www.toyboywarehouse.com, lo explica directamente: “No creo que haya nada de raro en todo esto. Los hombres ven nuestro atractivo general, no nuestras arrugas, y mientras una esté en forma y se cuide, no debería tener ningún problema para encontrar a un hombre más joven”.
 
¿Y qué piensan ellos?
Veamos... Lo que dicen ellos
“Siempre me ha resultado irresistible la seguridad y la capacidad mundana de las mujeres mayores. Mi esposa y mi amiga más íntima son significativamente mayores que yo, al igual que varias de mis relaciones anteriores. Las mujeres mayores son honestas y francas”, dice el escritor Nirpal Dhaliwal.
 
Para Charlie Norton, también escritor, la cosa es simple: “No tengo la intención de ponerme lírico respecto de las arrugas. Pero en esta época las mujeres se ven fantásticas durante mucho más tiempo. Tienden a trabajar en pequeñas fracciones, mientras que los hombres miran el aspecto general y casi nunca advierten la diferencia entre una mujer de 25 y una de 40”.
 
Con las mujeres mayores, admite, “uno nunca sabe del todo qué ocurrirá. Recientemente conocí a una artista danesa en una fiesta de caridad. Tenía una buena cantidad de años más que yo y me abordó brevemente antes de alejarse con mi número de teléfono. Siguieron unas cuantas semanas de encuentros en todo Londres. Era rubia, con una dureza muscular de gimnasio en todo el cuerpo y siempre se vestía como algún personaje diferente. Su seguridad emocional y profesional era increíblemente atractiva. Pero no pude decidirme. Toda la situación era para mí demasiado grande y madura. Así que vacilé y demoré las cosas, como un conejo atrapado en el haz de luz de los faros de la madre naturaleza. Allí me quedé, hipnóticamente paralizado, incapaz de huir de una fuerza superior e impotente para actuar”.
 
Al periodista Martin Deeson le resulta que “los hombres jóvenes hacen muchas cosas para lucirse ante sus colegas. Toman un auto barato y lo adaptan hasta que parece un auto muy veloz. Ahorran para comprar grandes televisores de pantalla plana. Exageran el número de mujeres con las que han dormido. Pero, por sobre todo, nada logra que tus amigos te miren con más respeto cuando uno tiene 21 años y tu novia 30 y pico. Nada vuelve a un tipo joven más deseable que llevar del brazo a una mujer 10 años mayor. Si no, miren a Ashton Kutcher o a Guy Ritchie”.
 
No obstante, “una relación sólida con una mujer ya segura de sí misma muestra que uno es suficientemente listo como para sostener el interés de alguien que es, evidentemente, un ser humano más profundamente desarrollado. Tuve amigos que compartían vecindario con mujeres que vivían solas con sus hijos. Una de ellas podía hablar con seguridad sobre semiótica, y había estado presente en uno de los primeros conciertos de los Sex Pistols. Cuando todas las mujeres que yo conocía se vestían como muchachos, ella lo hacía como una mujer. Era tan segura de sí misma que eso la tornaba muy atractiva. Estar enamorado de alguien que tiene historia es algo embriagador cuando todo lo que uno tiene es puro futuro”.
 
Cielos, hacer funcionar cualquier relación ya resulta muy duro en una época en la que el compromiso se ha vuelto algo curioso. Esa -finalmente- resulta ser la clave, más allá de la edad.
 
Por Kate Spicer
 
Opiniones de hombres argentinos
Jorge, de 29 años, diseñador industrial. “Yo tuve una relación con una chica cinco años más grande que yo y me fue muy bien. Fue una experiencia que me ayudó a crecer en más de un sentido.” Cree que hoy las mujeres de 30 o 40 son muy atractivas y no se parecen en nada a las de las de 30 o 40 de principios del siglo XX”.
 
Tomás, 32, empleado: “A medida que crecen, las mujeres seducen por su mayor experiencia. No tengo prejuicios, pero no creo que pudiera llegar a tener un vínculo estable con alguien de 40 o 50. No sé si tendría demasiados intereses comunes”.

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