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- ACTUALIDAD
(15-07-2007)
- Fuente: Editorial de La Nación
- El escandaloso índice K
- Cuanto está ocurriendo en el Instituto Nacional de
Estadística y Censos (Indec) es lamentable, además de
escandaloso. La manipulación del índice de precios ha sido y
continúa siendo manifiesta desde principios de año y se ha
forzado al organismo a suministrar información amparada por el
secreto estadístico, con el fin de identificar empresas que
hubieran aumentado sus precios y dirigir hacia ellas la acción
represiva de la Secretaría de Comercio Interior.
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- La dimensión del problema se advierte fácilmente a partir
del justificado plan de lucha iniciado por técnicos del Indec
en contra de la manipulación de las estadísticas y en rechazo
del reciente desplazamiento de la directora del área que mide
la pobreza y la indigencia, luego de que esta funcionaria se
negase a calcular esos guarismos tomando como base los poco
creíbles valores del índice de precios al consumidor.
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- La elaboración de estadísticas confiables es una de las
responsabilidades propias de todo gobierno. Se trata de una
función esencial del Estado, más allá de que pueda ser
complementada y desarrollada también por organizaciones del
sector privado.
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- Es, justamente, la desvinculación de cualquier interés
particular lo que le otorga al Estado capacidad para exponer
independencia, así como ocurre con la administración de la
Justicia o con las regulaciones.
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- Todos los países cuentan con órganos técnicos responsables
de los censos de población, las estadísticas demográficas,
sociales y económicas. La medición de índices de precios,
así como las cuentas nacionales, entre ellas el cálculo del
Producto Bruto y de las cifras de pobreza, son instrumentos
esenciales en los que se apoyan las estadísticas
internacionales, al igual que muy diversas relaciones
contractuales y regulaciones internas.
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- Cuando la responsabilidad de un gobierno falla en la
confiabilidad de sus estadísticas, el efecto destructivo es
incalculable, tanto en términos de baja calidad institucional
como de escasa seguridad jurídica.
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- Aún más grave es esa circunstancia si la falla ocurre por un
propósito manifiesto de las autoridades gubernamentales de
deformar las estadísticas para disimular sus problemas de
gestión. La caída de la confianza ya no se debe al temor
frente a la simple torpeza o incapacidad técnica, sino a la
evidencia de una acción deliberada y mal intencionada. Esto
está ocurriendo en la Argentina y el primer efecto evidente y
cuantificable ha sido la caída de la cotización de los
títulos públicos ajustables por precios internos o por el
Producto Bruto. Pero también han sido arrastrados otros bonos y
ha crecido el índice de riesgo país.
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- Las evidencias de las manipulaciones han sido aportadas por
los propios funcionarios del Indec. Estos y otros ciudadanos han
denunciado judicialmente lo ocurrido y ha habido solidaridad con
los funcionarios que fueron despedidos por haber resistido las
presiones del Gobierno.
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- En lugar de los técnicos que, durante años, hicieron del
Indec un organismo confiable y reconocido internacionalmente,
fueron designadas personas con probada lealtad hacia el poder
político, pero sin los suficientes antecedentes profesionales.
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- El fiscal nacional de Investigaciones Administrativas elevó
recientemente un extenso documento exponiendo estas
irregularidades. Solicitó además con sobradas justificaciones
que se remueva de su cargo al secretario de Comercio Interior,
Guillermo Moreno, y que se impida el ingreso al Indec de Beatriz
Paglieri, designada interventora en la oficina del Indice de
Precios al Consumidor. No ha habido reacción, ni de estos
funcionarios ni del Poder Ejecutivo.
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- Por su parte, el fiscal Carlos Stornelli desarrolló una
profunda investigación que lo llevó a señalar y probar el
abuso y el instigamiento sobre los funcionarios del Indec. Lo
cierto es que se han alterado caprichosa y tendenciosamente
metodologías de medición y cómputo y que se han desechado
datos de precios relevados sustituyéndolos por listas
oficiales. Estas y otras maniobras han sido probadas. Se trata
de una situación escandalosa e inaceptable que erosiona las
bases mismas de nuestra república.
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