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- ACTUALIDAD
(28-07-2007)
- Fuente: Juan Manuel Fernandez - El Litoral
- Foto EDXD
- Tambos que resisten
- El sector de Las Colonias
que padeció los temporales de navidad y otoño continúa muy
complicado.
- La producción lechera sigue deprimida, el estado corporal de
las vacas es lamentable y el clima conspira contra el desarrollo
de las pasturas. Muchos productores saben que con el tambo
mantienen la familia cosa que no logran con la soja, hacen
números y ven claramente que se están "comiendo" el
capital.
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- A 7 meses del primer temporal que sacudió a la cuenca lechera
en la navidad de 2006, aún persisten graves secuelas entre los
tambos en un amplio sector del departamento Las Colonias, con
epicentro en las localidades de San Carlos Norte, San Jerónimo
Norte, San Jerónimo del Sauce, Las Tunas y Santa María Norte.
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- El mayor problema es la falta de pastos (verdeos y alfalfas),
indispensable fuente de fibra para elevar la muy deprimida
producción lechera, que acusa una caída aproximada del 70 al
80% en ese sector. Al respecto las perspectivas no son nada
alentadoras, puesto que las últimas heladas secaron demasiado
los campos y, por el momento, no se puede retomar la siembra.
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- Sin fibra, no sólo se produce menos sino que se hace a un
costo muy superior, para muchos por encima de lo que pagan las
industrias receptoras. Sin pasto, las vacas se mantienen a
balanceado, suplementos o granos. Así, los rollos o las
reservas de forraje conservado que se hicieron en el verano
difícilmente duren hasta la primavera.
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- Castigo tras castigo
- Liliana Meinet y Humberto "Pepe" Zenclusen soportan
con 36 hectáreas propias y otras 30 alquiladas en jurisdicción
de San Carlos Norte. Son propietarios y tamberos a la vez.
Mantienen tres hijos estudiando afuera, dos en Santa Fe y uno en
la ciudad de Córdoba. En 2003, las mismas inundaciones que
arrasaron la capital provincial los obligaron a mudarse a su
emplazamiento actual. Ahora subsisten en una modesta vivienda
prefabricada, que a modo de jardín luce la guachera y, a unos
metros más, el tambo con sus 6 bajadas.
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- Antes de la última catástrofe el matrimonio tenía un
planteo intensivo de entre 100 y 120 vacas. Ahora, tras vender
una parte importante del plantel ("nos estamos comiendo el
capital", explica Liliana), quedaron 60 en ordeñe con una
producción mínima. "Yo siempre digo que empeñamos el
futuro, porque vendimos las vaquillonas, que son el futuro del
tambo", dice la mujer de la casa.
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- Para colmo, el plantel que subsiste "hace como 4 meses
que no comen nada verde, la producción es baja, apenas 8 litros
por día por vaca en promedio", comenta Lili -como la
conocen los amigos-, quien a pesar del trauma mantiene su voz
clara y serena.
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- Esperando lo verde
- José Luis Hang y su esposa, Roxana, son tamberos en el
establecimiento de Rubén Lagger, en San Jerónimo Norte. Aunque
no son dueños, también padecieron las inclemencias y sufren el
perjuicio económico. Con el patrón, en el verano hicieron
todos los deberes (e inversiones) a fin de garantizarse el
alimento para el invierno: enrollaron alfalfa, embolsaron
forraje conservado y sembraron avena. El cálculo se hizo para
estar produciendo a esta altura del año unos 3.000 litros
diarios, pero hoy sólo ordeñan 1.200.
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- El campo tiene unas 140 hectáreas, que en abril se anegaron
casi por completo. "Durante 7 u 8 días no hubo lugar
dónde tener a los animales, ni para dormir", relata José
Luis, tambero de cuna, que aprendió el oficio en la casa
paterna hasta que decidió levantar vuelo propio y salió a
emplearse en varios establecimientos hasta llegar junto a su
mujer, un año y medio atrás, al de Lagger.
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- Cuando se retiró, el agua se llevó consigo todo lo verde que
había y los animales quedaron recluidos en 5 o 6 hectáreas,
alimentándose sólo a ración. El efecto fue una brutal caída
en la producción de leche. "A todo esto el costo se fue a
las nubes", se lamentó Hang, a quien le cuesta creer que
habiendo hecho reservas para todo el año, difícilmente le
duren un mes más.
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- Hasta que llegó el desastre, las vacas promediaban 24 litros
diarios. "Fue cosa de 10 o 15 días que caímos a 12 o 13
litros", dice el tambero, aunque hoy rondan los 18 litros
diarios por animal. Mientras tanto, el gasto se siguió
incrementando por la cantidad de abortos y los bajísimos
porcentajes de preñez, que requieren mayores tratamientos
sanitarios. Y por los crecientes problemas de patas, que se
ablandaban por estar en el agua y luego se lastimaban al pisar
en las huellas de barro endurecido y deformado.
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- El futuro, para el matrimonio Hang, es seguir trabajando como
hasta ahora y esperar "que el clima mejore un poquito para
tener pasto lo antes posible".
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- La familia o la soja
- Se sabe que la desesperación de los productores los llevó a
levantar la voz para pedir socorro al estado provincial. A
partir de entonces la puja con las autoridades se endureció,
incluso hasta empujar a los tamberos a salirse de su papel y
encarar acciones a las que no están acostumbrados (y que no
desean repetir), como los cortes de ruta con quema de cubiertas
que hubo sobre la ruta 19 en el ingreso a San Jerónimo Norte.
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- Liliana Meinet sabe que la actividad tiene un importante nivel
de riesgo y reconoce que -en condiciones normales- el Estado no
debiera tener que correr con los costos. "Como que uno no
tiene derecho a reclamar una ayuda, pero este fenómeno fue tan
extraordinario que nos dejó sin nada, sin fuerzas y sin
apoyo". Tan inusual es el trance, que prácticamente ya
llevan 7 meses sin avizorar indicios de recuperación. "Fue
un problema extraordinario y necesitamos una ayuda
extraordinaria", implora.
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- Así las cosas, la mayor fortuna para Liliana sería que los
animales empiecen a comer las primeras pasturas en unos 100
días para que su familia recién empiece a sobreponerse dentro
de un año. Entonces sabrá si la apuesta que hizo a salvar todo
valió la pena. "Y si no, quedaremos en el camino",
reflexiona, y desarrolla la definición: "para una familia
como nosotros, quedar en el camino significa que con 36
hectáreas de soja no vivimos, en cambio con el tambo nos
defendemos".
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- Se liquida el capital para salvar el establecimiento
- Durante la última protesta de los tamberos frente al
Ministerio de la Producción, circuló un compendio de números
que reflejan el déficit de un tambo en San Carlos Norte. La
síntesis lleva por título la famosa frase de Gabriel García
Márquez: "Crónica de una muerte anunciada".
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- La esquela retrata el derrumbe de un establecimiento con 70
hectáreas de alfalfa, 8 de sorgo para silo y 4 de sorgo
forrajero, que producía antes de navidad 1.500 litros diarios
de leche (45.000 mensuales). Hoy, apenas ordeñan 520 litros por
día (16.000 al mes).
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- La dieta actual de las vacas en producción consta de 3 kilos
de maíz, 2 de sorgo, 2 de pellet de girasol, 4 de rollo y 7 de
cascarilla de soja. El costo es de $6 por animal al día. A eso
se le suma la alimentación de las vacas secas (1.5 kilos de
maíz, 1 de sorgo, 1 de pellet de girasol, 7 de rollo y 3.5 de
cascarilla de soja) que ronda los $4 por cabeza al día. El
rodeo lo conforman 60 vacas en ordeñe, 30 secas y 30
vaquillonas de reposición. La producción de leche se vende a
$0.70 por litro, más $0.10 de subsidios provincial y nacional.
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- En resumidas cuentas, el costo de alimento diario es de $600,
que hacen $18.000 al mes. Y la venta de leche ronda los $416
diarios, que en un mes suman $12.480. El balance es netamente
negativo: la déficit mensual es de $7.520, sin contar el gasto
de energía eléctrica, limpieza, veterinaria, sueldo del
personal, cargas sociales, movilidad, ART, seguros,
mantenimiento e implantación de pasturas.
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- "Este es el presente de nuestros tambos. El futuro
imagínelo usted", es la sentencia con la que cierra el
dramático repaso de las cuentas.
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