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- ACTUALIDAD
(16-10-2007)
- Fuente: Nora Bär - La Nación
- Cambio climático
- La Argentina, de la
sequía a la inundación
- En el país, el diagnóstico científico de los efectos del
cambio climático registra retroceso de los glaciares, aumento
y descenso de las precipitaciones según las regiones y
crecientes eventos climáticos extremos; personas y sistemas
productivos, en riesgo.
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- El invierno que acaba de terminar en el hemisferio sur hizo
historia en los registros meteorológicos argentinos: después
de 89 años, volvió a nevar en Buenos Aires. Pero aunque ese
día los termómetros parecieron desmentirlo, los estudios
realizados por investigadores del sistema científico local
casi no dejan dudas: tras las variaciones fortuitas, se
observa claramente la misma tendencia al aumento de las
temperaturas que está alterando los sistemas naturales en
todo el planeta.
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- El diagnóstico no es tranquilizador: retroceso de los
hielos continentales, disminución de las lluvias en las zonas
cercanas a la cordillera de los Andes y aumento en la pampa
húmeda e intensidad y frecuencia crecientes de eventos
meteorológicos extremos son algunas de las manifestaciones
asociadas con el cambio en la dinámica de los ecosistemas que
se asocia con el aumento en los promedios de temperaturas.
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- "En la mayor parte del país, las temperaturas máximas
disminuyeron y las mínimas aumentaron -explica el doctor
Mario Núñez, director del Centro de Investigaciones del Mar
y la Atmósfera (CIMA), uno de los que se encuentran abocados
a trazar un mapa de la situación actual y los escenarios
futuros que permite prever el cambio climático-. Las
diferencias entre máximas y mínimas se achicaron, y esto
hace que los inviernos sean más agradables."
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- La doctora Matilde Rusticucci, investigadora del
Departamento de Ciencias de la Atmósfera y los Océanos de la
Facultad de Ciencias Exactas y Naturales de la Universidad de
Buenos Aires (UBA), coincide. Según escribe en un informe
especial para la revista Encrucijadas , de la misma
universidad, "en la región central de la Argentina, los
registros de temperatura no muestran en general fuertes
tendencias hacia temperaturas medias más elevadas, pero esto
es debido a que el aumento principal se dio en la temperatura
mínima, con descenso marcado de la temperatura máxima; se
observa que los veranos tienden a ser más largos y se
prolongan en el otoño, mientras que los inviernos muestran
una tendencia a ser más moderados. Ese aumento de las
temperaturas mínimas hace que se presenten más noches
extremadamente cálidas y menos noches frescas en
verano".
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- Los trastornos del termómetro no son inocuos. Más de 40
glaciares patagónicos están en retroceso. Uno de ellos es el
glaciar Frías, del monte Tronador, en el Parque Nacional
Nahuel Huapi. Alcanzó su máxima extensión de los últimos
2000 años entre 1640 y 1660, durante una época fría que se
conoce como Pequeña Edad del Hielo. Desde ese momento hasta
1850, aproximadamente, retrocedió a una velocidad de 2,5
metros por año. Pero desde que comenzó el calentamiento, la
velocidad de retroceso aumentó notablemente: retrocedió
siete metros anuales entre 1850 y 1900, 10 metros por año
entre 1910 y 1940, y 36, entre 1976 y 1986, según constató
el Departamento de Glaciología del Instituto Argentino de
Nivología, Glaciología y Ciencias Ambientales (Ianigla).
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- Por otro lado, las regiones de Chile y la Argentina
próximas a la Cordillera están sufriendo una disminución de
las lluvias: "[En esas zonas] se está perdiendo
precipitación muy marcadamente", subraya Núñez. Se
calcula que el lado chileno perdió alrededor de 200 mm
anuales de lluvia, y el centro y el oeste de la Argentina,
hasta un 50% del caudal de precipitaciones en el último
siglo.
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- Estudios dirigidos por el doctor Ricardo Villalba, director
del Ianigla, muestran que el calentamiento de la Patagonia fue
absolutamente inusual durante el siglo XX y en especial desde
mediados de la década del 70. Una reconstrucción de las
temperaturas de los últimos cuatro siglos a partir de los
anillos de crecimiento de la lenga (Nothofagus pumilio)
muestra que nunca en ese período las temperaturas a lo largo
de los Andes del Sur alcanzaron los niveles actuales.
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- Lluvias en ascenso
- Sin embargo, en el centro y en el norte del país la
situación es diametralmente opuesta: como ocurre en gran
parte de la región sudeste del continente, en el mismo
período, especialmente en los últimos treinta a cuarenta
años, las precipitaciones se incrementaron un 23%. Según el
doctor Vicente Barros, profesor emérito de la Facultad de
Ciencias Exactas y Naturales de la UBA (FCEN), "desde
1960 en casi todo el país, y desde 1970 en el noreste y en
zonas aledañas de Brasil, el incremento fue de entre el 10 y
el 40%".
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- "Nosotros lo advertimos muy bien porque se ha
desplazado la frontera agrícola -dice Núñez-. Esto ocurre
porque está lloviendo en una zona mucho más amplia que
antes. Y los modelos indican que la lluvia seguirá
aumentando."
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- Llueve más cantidad, pero no más días. "Las
precipitaciones son más intensas y los fenómenos más
intensos son más frecuentes", explica el científico. La
consecuencia es un aumento de las inundaciones, que este año
anegaron las provincias de Santa Fe y Entre Ríos.
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- La Segunda Comunicación Nacional Argentina sobre Cambio
Climático consigna que estos cambios trajeron aparejada toda
una serie de problemas en la región.
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- En el oeste de la provincia de Buenos Aires, en el sur de
Santa Fe y en el sur de Corrientes, muchos campos se
transformaron en lagunas permanentes, y varios espejos de
agua, como las lagunas de Mar Chiquita, en Córdoba, y de la
Picasa, en Santa Fe, aumentaron considerablemente su
superficie. El exceso de precipitación sobre la evaporación
dio lugar a un aumento sostenido del nivel de la capa
freática, que a veces llega al afloramiento. "Es muy
grave en la ciudad santafecina de Rafaela, al igual que en el
área metropolitana de Buenos Aires, donde se registran
crecientes inundaciones en los sótanos de viviendas",
asegura el informe.
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- Efectos positivos y negativos
- Según Rusticucci, otro cambio significativo en el clima del
área central del país está asociado con el desplazamiento
hacia el Sur del anticiclón del Atlántico Sur a partir de la
década del 60. "Esto provoca modificaciones en la
circulación del aire próximo a la superficie que se
manifiestan principalmente en una mayor frecuencia de vientos
de la dirección Este sobre el Río de la Plata", afirma.
Las fuertes tormentas con vientos del Sudoeste originan
mayores crecidas que dan lugar a inundaciones y erosión de
las zonas bajas costeras.
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- Para la Argentina agrícola, donde llueve más, este proceso
parece mostrar un efecto positivo. Pero el descenso de las
precipitaciones en Cuyo y la regresión de los glaciares
amenazan los cultivos de vid, el suministro de agua a una
población de más de dos millones de personas y la
producción de energía hidroeléctrica.
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- "El año último, las represas que generan
hidroelectricidad estuvieron por debajo del nivel
mínimo", desliza Núñez. Los investigadores advierten
que habrá que pensar en nuevas fuentes alternativas de
electricidad para abastecer el sistema interconectado local.
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- Mientras tanto, un equipo de investigación dirigido por la
doctora Verónica Fuentes, del Departamento de Biología de la
FCEN, detectó muertes masivas de microorganismos en la
Antártida. Los científicos, que encontraron millones de
salpas y krill varados en la costa, a lo largo de varios
kilómetros, lo atribuyeron a la fusión de hielos
antárticos, que hace disminuir la salinidad del agua y
aumenta los sedimentos que los ríos arrastran al mar.
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- La comunidad científica local está preocupada. Para
mitigar o prevenir los efectos del cambio climático,
recientemente la Academia Argentina de Ciencias del Ambiente
hizo conocer un documento que insta al Gobierno a reunir
información sobre las variables geofísicas, biológicas,
sociales y económicas que lleven a un manejo seguro y
confiable del medio ambiente y pide que se realice un
inventario de recursos naturales en el país. Hay que actuar
ya, aseguran.
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