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- ACTUALIDAD (04-11-2007)
- 4 de Noviembre
- San Carlos Borromeo
- Arzobispo - Año 1584
- Carlos significa: "hombre
prudente".
- Entre los hombres extraordinariamente
activos a favor de la Iglesia y del pueblo sobresale
admirablemente San Carlos Borromeo, un santo que tomó muy en
serio aquella frase de Jesús: "Quien ahorra su vida, la
pierde, pero el que gasta su vida por Mí, la ganará".
Murió relativamente joven porque desgastó totalmente su vida
y sus energías por hacer progresar la religión y por ayudar
a los más necesitados. Decía que un obispo demasiado
cuidadoso de su salud no consigue llegar a ser santo y que a
todo sacerdote y a todo apóstol deben sobrarle trabajos para
hacer, en vez de tener tiempo de sobra para perder.
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- Nació en Arjona (Italia) en 1538. Desde joven dio señales
de ser muy consagrado a los estudios y exacto cumplidor de sus
deberes de cada día. A los 21 años obtuvo el doctorado en
derecho en la Universidad de Milán. Un hermano de su madre,
el Cardenal Médicis, fue nombrado Papa con el nombre de Pío
IV, y éste admirado de sus cualidades nombró a Carlos como
secretario de Estado, altísimo cargo para un hombre tan
joven. Y contra lo que todos esperaban, nuestro santo empezó
a cumplir los deberes de su nuevo cargo con una exactitud que
producía admiración. Parece increíble la cantidad de
trabajo que Carlos lograba despachar, sin afanes ni
precipitaciones, a base de ser metódico y sistemático en
todo. Había logrado mortificar y dominar sus sentidos, y su
actitud era humilde y paciente.
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- Era de familia muy rica (los Borromeos), y el día menos
pensado su hermano mayor, a quien correspondía la mayor parte
de la herencia, murió repentinamente al caer de un caballo.
Muchos pensaron que ahora Carlos al quedar heredero de tantas
riquezas dejaría la vida religiosa y se dedicaría a
administrar sus inmensas posesiones. Pero fue todo lo
contrario. Él consideró la muerte de su hermano como un
aviso enviado por el cielo, para estar preparado porque el
día menos pensado llega Dios por medio de la muerte a
tomarnos cuentas, y entonces renunció a sus riquezas, se
ordenó de sacerdote, y luego de obispo y se dedicó por
completo a la labor de salvar almas.
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- En 1520 habían aparecido los protestantes como una señal
de descontento por ciertas faltas que había en la conducta de
muchos en la Iglesia Católica. Entonces el Sumo Pontífice
invitó a todos los obispos de todo el mundo a una reunión
que se llamó Concilio de Trento. Esta reunión se había
suspendido y era necesario iniciarla otra vez para que
reformara a la Iglesia Católica y le diera leyes que la
mantuvieran fiel y fervorosa, y San Carlos trabajó
intensamente y obtuvo que su tío el Papa Pío IV volviera a
convocar a los obispos y se continuara con el Concilio. Como
secretario general de tan importante reunión fue nombrado
nuestro santo, y de allí salieron importantísimos decretos
que le hicieron inmenso bien a la Iglesia y la volvieron mucho
más fervorosa.
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- Muerto el Papa Pío IV, obtuvo San Carlos que lo dejaran
irse al cargo para el cual lo habían nombrado hacía años,
pero que no había podido ejercer por estar trabajando en
Roma, el de Arzobispo de Milán (que es la ciudad que más
habitantes tiene de Italia). Aquella ciudad hacía muchos
años que no tenía arzobispo y la relajación era muy grande.
Pero este hombre era incansable para trabajar, y muy pronto,
todo empezó a cambiar y a transformarse y mejorar.
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- Lo primero que hizo al llegar a Milán como arzobispo y
cardenal, fue vender todos los lujos del palacio arzobispal y
regalar ese dinero a los más pobres. Dicen que para con los
débiles y necesitados era supremamente comprensivo. Para con
sus colaboradores era muy amigable y atento, pero exigente. Y
para consigo mismo era exigentísimo y severo. Tenía un
encargado de repartir limosnas, con la orden de distribuir
todo lo que llegara. Alguien le propuso que buscara más
comodidades para que no encontrara su lecho en invierno tan
extremadamente frío. Él le respondió: "lo mejor para
no darse cuenta en invierno de que el lecho está
exageradamente frío es ir al descanso tan rendido de tanto
trabajar que no nos demos cuenta ni siquiera que las sábanas
están demasiado frías". Un obispo lo encontró
estudiado en pleno invierno, con una sotana delgadita y le
dijo: "Así se puede morir de frío". Y él le
contestó: "Es la única que tengo y me sirve para verano
y para invierno". Pero para los pobres sí repartía con
una generosidad inmensa. Y cuando llegó la peste vendió todo
lo que había en su palacio y hasta se endeudó para ayudar a
los enfermos.
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- Pagaba muy bien a sus empleados y les insistía en que
trataran con mucho respeto a toda clase de personas, de manera
que todo el que llegara al palacio del arzobispo se sintiera
muy bien recibido. Muchísimos sacerdotes y numerosos obispos
iban a hospedarse al palacio de nuestro santo cuando estaban
de viaje, porque sabían que allí eran muy bien recibidos y
tratados con gran respeto y amabilidad.
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- Las gentes de Milán eran muy ignorantes en religión porque
casi no había quien les enseñara el catecismo. San Carlos
fundó 740 escuelas de catecismo con 3,000 catequistas y
40,000 alumnos.
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- Fundó 6 seminarios para formar sacerdotes bien preparados,
y redactó para esos institutos unos reglamentos tan sabios,
que muchos obispos los copiaron para organizar según ellos
sus propios seminarios.
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- Se dedicó a visitar todas y cada una de las muchísimas
parroquias que tenía su arzobispado, aun las más lejanas y
abandonadas y por caminos peligrosos. En cada parroquia daba
clase de catecismo y corregía los errores y abusos que
existían. Si algún sacerdote no se estaba comportando de la
manera debida, lo destituía y nombraba a uno que tuviera muy
buena conducta.
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- Por sus sacerdotes estaba resuelto a hacer todos los
sacrificios posibles. En cierta ocasión en que cuidaba mucho
a un sacerdote enfermo, algunos comentaban que él era
exagerado en atender a su clero, y respondió: "Los que
critican, lo hacen porque no saben lo mucho que vale un
sacerdote".
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- Quiso acabar con una asociación que se llamaba "Los
humillados", que con el pretexto de dedicarse a vida
espiritual se aprovechaban de las limosnas y se dedicaban a
una vida escandalosa. Estos en venganza mandaron a un sicario
para que asesinara al santo. Estando San Carlos rezando una
noche junto al altar, el asesino disparó contra él. Pero la
bala le pasó por debajo del brazo y no le hizo daño. En
acción de gracias por haberse librado de semejante peligro,
el buen arzobispo se fue por unas semanas a un convento de
cartujos a rezar y a meditar y a hacer penitencia. Y la
asociación de "Los humillados" se acabó.
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- Tuvo el gusto de darle la primera comunión a San Luis
Gonzaga. Cuando el Duque de Saboya estaba muy grave fue a
visitarlo, y tan pronto como el santo llegó a la habitación
del enfermo, el duque exclamó: "estoy curado", y
recuperó la salud. En agradecimiento, cuando San Carlos
murió, el duque mandó poner una lámpara de plata junto a su
sepulcro.
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- Fue amigo de San Pío V, San Francisco de Borja, San Felipe
Neri, San Félix de Cantalicio y San Andrés Avelino y de
varios santos más.
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- Cuando tenía apenas 46 años, sintió que sus fuerzas
diminuían notablemente y que una intensa fiebre lo invadía.
El Sumo Pontífice Pío V le había recomendado que no ayunara
tanto y que no se desmidiera en el trabajo, pero ya era
demasiado tarde. De él se podía repetir la frase de aquel
sabio: "Un santo es un hombre devorado: todos tienen
derecho a devorar su tiempo, a devorar sus bienes, a devorar
hasta su salud, con tal de que él logre salvar las almas y
conseguir que Dios sea más amado y mejor obedecido".
Así le sucedió a San Carlos, y por eso murió en plena
juventud.
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- La noche del 3 al 4 de noviembre de 1584 murió diciendo:
"Ya voy, Señor, ya voy". En Milán casi nadie
durmió esa noche, ante la tremenda noticia de que su
queridísimo Cardenal arzobispo, estaba agonizando. El
Secretario del Papa, envió un mensaje a los sacerdotes de
Milán diciéndoles: "Por el Cardenal Borromeo no
ofrezcan misas de difuntos, sino misas de acción de gracias a
Dios por haberle concedido tantas gracias y tan grande
santidad".
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- En Arona, su pueblo natal, le fue levantada una inmensa
estatua que todavía existe.
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- Tenga Dios piedad de nuestras ciudades y pueblos y nos mande
obispos y arzobispos como San Carlos Borromeo. Y que este gran
santo ruegue cada día por los que tanto estamos necesitando
de sus valiosas oraciones.
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